Durante todo el día el cielo anuncia algo extraordinario, truena, diluvia, un tornado pasa por Sevilla. Todos los que vamos llegando nos sentimos afortunados de formar parte de un momento único. Las cuatro diosas que presiden el patio se conjuran, ponen patas arriba no solo la Casa Pilatos, toda Sevilla tiembla ante la que se avecinaba. Un dios que santifica las fiestas ha llegado. El Olimpo está preparado. Comienza a llover más fuerte que nunca. Las flores están excitadas, visten de primavera la tarde que sin pausa da bienvenida a la noche. Es en este preciso momento cuando podemos verlo por primera vez. Brillando, con aire de feria, una sonrisa nos ilumina la cara. Su aroma nos llega libre como una brisa marina, deseamos entenderlo y nos perdemos embrujados en sus notas de pan y levadura. Suena una guitarra y lo acercamos a los labios, son suaves olas acariciando nuestro paladar. Armonía perfecta. Antonio Flores , enólo